Saturday, May 19, 2007


Situación de los Campos Clínicos en el Perú. Análisis y propuesta de acreditación de campos de práctica en formación en salud. 1ª edición. Perú: MINSA, IDREH, Observatorio Nacional de Recursos Humanos en Salud, 2007.

Esta publicación aborda un tema crucial para la formación en todas las carreras de salud: el incremento de facultades de ciencias de la salud y de sus alumnos ha traído una sobre-demanda permanente de campos clínicos de práctica. Como resultado se ha venido produciendo en 6 regiones del país la saturación de los hospitales y una sobre-utilización de sus recursos asistenciales y docentes, con el consiguiente empobrecimiento de la calidad enseñanza –aprendizaje. Todo esto era previsible, según el autor, desde que entre 1995 y 1996 se dieron dispositivos legales que promovieron la generación de nuevas universidades.

El desorden generado ha sido tal que en reacción han ido apareciendo actores regulacionistas, que se han sumado a la larga lucha de la Comisión Nacional de Residentado Médico por regular la formación en salud: la Comisión de Acreditación de Facultades de Medicina (CAFME), la Asociación Peruana de Facultades de Medicina (ASPEFAM) y recientemente el Sistema de Pregrado en Salud (SINAPRES) y el Sistema Nacional de Acreditación y Certificación. El autor plantea que a la fecha en el Perú no es el Estado el único actor que plantea la regulación sino los actores profesionales, que generan autorregulación y plantean al Estado normas que luego, cogestionan.
El libro relata la larga historia de la regulación de la formación en salud, a partir de las décadas de los 60 y 70, y explica que antiguamente los actores desregulacionistas eran los políticos, que creaban universidades para favorecer sus clientelas políticas departamentales, y que estos desregulacionistas patrimonialistas encontraron en los 90 nuevos aliados, cuando se promovió la educación lucrativa con la creación de universidades privadas, y aparecieron los empresarios desregulacionistas. Estos dos sectores tienen aliados en el propio sector público en aquella franja que se ve favorecida por la microeconomía informal que ha aparecido con motivo de los campos clínicos, que alimenta a las fuerzas desregulacionistas en los hospitales públicos. En el otro extremo están los actores regulacionistas, que son los planificadores normativos, los gerencialistas por la calidad y los colegios profesionales, interesados en normar el número de egresados y estudiantes, condición de conservación del status de sus colegiados.

El autor proyecta una estrategia para vulnerar lo que considera el nudo crítico del problema, la cohabitación de varias universidades por cada sede docente, planteando además una propuesta de estándares para acreditación de campos clínicos.

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